martes, 13 de marzo de 2007


Cómicos de México, México: Panorama Editorial, 1987. 169 pp. 22 x 15.5 cms. Fotografías en blanco y negro. ISBN 968-38-0175-7.

En mayo de 1984 decidí escribir un libro sobre vedettes o uno sobre cómicos. Me incliné por el segundo porque había conseguido el entonces inencontrable volumen El teatro de género chico en la revolución mexicana (Biblioteca del Instituo Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, 1956), donde el próvido investigador teatral Armando de Maria y Campos historografiaba obras con alusiones políticas de finales del siglo XIX a mediados del XX. A través de sus disfrutable páginas desfilan actores, actrices y libretistas que fueron aplaudidos, golpeados, encarcelados o exilados.

Como conseguí en el segundo semestre de ese año un trabajo bien remunerado que me dejaban libre las tardes, me encaminé al lejano campus universitario para consultar en la Biblioteca Nacional, donde atisbé a los actores cómicos de la primera parte del siglo XX. Del 1 de junio de 1984 al 27 de enero de 1985 investigué y redacté esta obra.


En el inter, "El desmoronamiento de Porte Gil", parte del capítulo "El desmororamiento de 'El Panzón' Roberto Soto" apareció el 19 de septiembre de 1984 en el suplemento La cultura en México, revista Siempre !, que estonces dirigía el prolífico Carlos Monsiváis.

Antes de la aparición de Cómicos de México lo comentó Gustavo García, mi ex compañero de la Preparatoria 4 y de la carrera de Periodismo y Comunicación Colectiva en la UNAM. El popular Cheaf publicó "Manuscrito encontrado en una carpa", en el suplemento sábado, diario unomásuno, el 21 de febrero de 1987, ya que le entregué a las puertas de su casa una copia mecanografiada del libro. El 10 de mayo de ese año, día en que en México se celebró el día de las madres, Justo Molachino, poeta argentino, editor de Panorama y "mi agente literario", me entregó los primeros ejemplares.

El libro incluye crónicas y semblanzas trabajadas libremente en varios estilos. "El país de la metralla" está dedicado a la obra de ese título que escribió en 1913, José F. Elizondo, donde aborda el golpe de Estado de Victoriano Huerta contra el ingenuo Francisco I. Madero. La segunda crónica, "Consejo de guerra a tres cómicos", refiere el caso de los hermanos Fernando y Felicidad Pastor, más su esposo Valentín Asperó, los tres españoles-mexcianos, quienes estuvieron a punto de ser fusilados en 1915 por fuerzas carrancistas.

Los otros capítulos están dedicados a Leopoldo Cuatezón Beristáin, Guadalupe Rivas Cacho, Delia Magaña, José Muñoz Chupamirto (antecedente de Cantinflas), Amelia Wilhelmy La Willy, Roberto El Panzón Soto, Manuel Medel, Estanislao Schilinsky y a Mario Moreno Cantinflas. Del Cuatezón me interesó su etapa huertista, su exilio en Cuba y su regreso a México para pretender ser estrella del cine mudo. De Lupe Rivas Cacho su nacionalismo a ultranza. Con Delia Magaña, ya con síntomas de Alzheimer, contrapuntié su versión con la hemerográfica. El Willy, hijo de La Willelmy y de Chupamirto y que actuaba en un burlesque, me pasó información familiar y fotos de su madre en una noche cafetera. Del Panzón Soto me interesó su puesta en escena de El desmoronamiento de Morones, una acre crítica contra ese líder obrero. De Medel, a quien entrevisté en su casa de Narvarte, registré su gloria como cómico teatral. Recluido en la Casa del Actor y pegado a un tubo de oxígeno, el lituano Schilinsky me dió su versión del exilio familiar, del ambiente de los salones teatrales y de su concuño Cantinflas. De Cantinflas me enfoqué a su debut en los salones y en el Follies Bergere, astroso teatro que estuvo a un costado de la plaza de Garibaldi, en plena zona mariachera. Ni se me ocurrió solicitarle una entrevista.

La larga pelea entre el ex poderoso Luis N. Morones y el socialista Vicente Lombardo Toledano, por culpa de la jeringonza de Cantinflas, sería publicado en el importante semanario político Proceso el 28 de septiembre de 1987.

El reprografiado de las imágenes, más de cuarenta, correspondió a mi padre Eduardo Morales, a quien no se le dió crédito y quien hizo un proyecto de portada. En la portada final aparecen Beristáin y Cantinflas, caricaturizados por Miguel Covarrubias, y una fotografía de Lupe Rivas Cacho. Las caricaturas las saqué de una publicación de Jalisco y fueron reprografiadas una vez que las retoqué. Sólo a la de Cantinflas le añadí una diminuta "m" de mi apellido y curiosamente después apareció en la página 222 de Puros cuentos: historia de la historieta en México 1934-1950 (Conaculta: Grijalbo, 1993). Otras fotografías las conseguí en el archivo de Excélsior o las compré en el mercado dominical de La Lagunilla (unas de Palillo y de Resortes, dedicadas a un tal Flores, que no utilicé). Con mi padre fui al Archivo General de la Nación para fotografíar el diario El Mexicano, que salió en 1915, y creo hasta la Hemeroteca Nacional. Ya ni recuerdo.

El libro tuvo poca pero, para mi sorpresa, buena recepción en 1987 y años después. Con cobertura internacional Jacobo Zabludovsky lo mencionó en su visto noticiero nocturno de 24 Horas. Lo alabó el columnista Alberto Domingo (desde las página sepias del semanario Siempre!, 17 de junio, y quien falleció el lunes 12 de marzo de 2007), Tomás Espinosa (el 6 de julio en Punto, "un periódico de periodistas") y Alberto Arankowsky (diario Excélsior, 24 de septiembre). Por recomendación de Gustavo garcía, Margarita Pinto me entrevistó para sábado del 12 de septiembre. Entre varios párrafos elogiosos del dramaturgo Tomás Espinosa (1947-1992), quien conocía mi bipolaridad pictórica y dibujística, acotó que yo en el libro

...iba de la miniatura al mural, del esgrafiado a la caricatura y del detalle pintado con pincel chino al manchón de brocha gorda. Escarba, hurga, draga en materiales hemerográficos y bibliográficos, sigue la pista de personas que "supieron", entrevista a varios de los monstruos sagrados de la risa (a Delia Magaña, Manuel Medel y Estanislao Schilisnky) y sobre todo tiene el gran cuidado y cortesía de ensamblar fragmentos de obras, de los esketches, integra anécdotas, contrapuntea opiniones y datos...


Cómicos de México rápidamente se agotó y en mis numerosas incursiones a los libros de viejo (ahora ya abandonadas) sólo encontré uno.

Si tuviera oportunidad de volverlo a publicar lo reharía de nuevo.




Cantinflas: amo de las carpas. México: Editorial Clío, 1996, 3 volúmenes, 56 p. + VIII. Fotografías a color y en b/n, 31.5 x 23 cms. ISBN 968-6932-58-5O. C.

En mayo de 1992 tuve unas diferencias con un periodista cinematográfico sobre Germán Valdéz Tin Tan en el suplemento sábado, del diario unomasuno, donde desde el 8 de febrero de ese año inicié una columna titulada "Hemerografía galante", la primera en México en revisar publicaciones eróticas nacionales en un diario.

El pleito de lavadero llamó la atención del novelista Enrique Serna, quien para Clío, la editorial del historiador Enrique Krauze, se liaba con la transcripción de los cuatro volúmenes de María Félix: todas mis guerras (1993) y escribía Jorge el bueno: la vida de Jorge Negrete (1993). Serna estaba a cargo de la coordinación de tres nuevas obras dedicadas a los tres principales actores cómicos de México y me habló por teléfono para ver si aceptaba escribir la biografía de Tin Tan. Días después le comenté que no tenía información como para redactar 150 cuartillas sobre su vida; en cambio le ofrecí escribir la de Cantinflas, ya que tenía más datos, muchos ellos desconocidos y que no pudieron entrar en Cómicos de México. Me pidió diez cuartillas que pondría a consideración de los editores. Semanas después me confirmó que estaba aceptado y que, mes a mes, tendría que reunirme con tres investigadores que obtendrían información y fotografías que yo les solicitara. "Trabajarás como biógrafo del primer mundo, a la manera inglesa", me dijo.

Por fortuna no acepté la biografía del pachuco que tuvo un mal sino. Primero se la encargaron a Juan José Reyes (a quien le pasé fotocopias con datos) y se la quitaron para dársela al ya celebérrimo Carlos Monsiváis, quien amenazó con realizar una super-crónica. A pesar de que en su Catálogo de publicaciones de 1995 Clío anunció La vida de Germán Valdés Tin Tan escrita por Carlos, la obra jamás apareció.